La condromalacia rotuliana es una afectación en la cual se produce un desgaste excesivo del cartílago que se encuentra entre el fémur y la rótula. Este desgaste se origina por un exceso de fricción o rozamiento entre el fémur y la rótula.
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¿Por qué se produce la condromalacia rotuliana?
La condromalacia rotuliana puede deberse a muchas causas. La más frecuente se debe a algún desequilibrio en el miembro inferior, ya sea a nivel óseo o articular o a nivel muscular. Algunos de los desequilibrios más importantes que nos encontramos son los siguientes:
- Descompensación muscular entre los diferentes vastos del cuádriceps. Esto provoca que el tendón no traccione como debiera y se afecte el movimiento de la rótula. Se provoca así un exceso de rozamiento y fricción de la rótula contra el fémur. En la mayoría de las veces este desequilibrio se debe a una falta de tono muscular en el vasto interno del cuádriceps o a un exceso de tono del vasto externo teniendo como resultado un desplazamiento externo de la rótula.
- Descompensación a nivel del complejo articular cadera-fémur. En este caso lo más típico es que haya una rotación interna excesiva del fémur desde la cadera. Esto provocará una mala alineación entre el fémur y la rótula a nivel de la rodilla.
En ambos casos encontramos el mismo resultado: un aumento de fricción de la rótula contra el fémur (principalmente en su polo supero-externo), ya sea debido a un fémur con una rotación interna excesiva o a una rótula con un desplazamiento externo excesivo.

Diferentes grados de clasificación de la condromalacia rotuliana
- 1: aparecen cambios leves en el cartílago.
- 2: ya aparecen zonas con fisuras en el cartílago pero éste mantiene más del 50% de su espesor.
- 3: las fisuras van siendo más profundas y el espesor del cartílago es menor del 50%.
- 4: El cartílago desaparece y se afecta el hueso adyacente.

¿Cuál es el tratamiento de fisioterapia para la condromalacia rotuliana?
En un primer momento el tratamiento de fisioterapia irá enfocado a mejorar la sintomatología del paciente para disminuir el dolor y la inflamación que presente. Para ello se realizarán técnicas como terapia manual, técnicas de drenaje, termoterapia (frío o baños de contraste), técnicas invasivas, vendajes para mejorar la alineación femoro-rotuliana etc.
En una segunda fase el tratamiento de fisioterapia debe centrarse en conseguir una buena alineación entre el fémur y la rótula para que no vuelva a aparecer la sintomatología. En este caso se combinará la terapia manual con ejercicio terapéutico. El paciente deberá realizarlo de forma constante y éste se basará principalmente en ejercicios de fuerza, estiramientos y propiocepción del miembro inferior, siempre adaptados a las particularidades que presente cada paciente.
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