El objetivo de esta entrada es explicar que es la epicondilitis y cual es el tratamiento que debemos seguir. ¡Vamos a ello!
¿Qué es la epicondilitis?
La epicondilitis, también llamada codo de tenista, es la patología más común del codo. Consiste en una inflamación de los tendones de la musculatura extensora de la mano y la muñeca. Estos tendones se insertan en el epicóndilo (una protuberancia ósea situada en el húmero).
Si quieres conocer los detalles de la anatomía del codo puedes visitar este enlace: https://es.slideshare.net/yohalibm/anatomia-de-la-articulacin-del-codo.
¿Cuáles son los síntomas de la epicondilitis?
El principal síntoma es un dolor intenso localizado en la zona externa del codo, el cual puede irradiarse hacia el brazo o antebrazo. Este dolor aumentará considerablemente al realizar movimientos de agarre en la mano, cargar peso, realizar giros (abrir con una llave, llevar una bolsa…).
También suele aparecer debilidad y pérdida de fuerza en el antebrazo y en la mano debido a la afectación muscular. En algunas ocasiones también se puede afectar al nervio cubital, el cual pasa por esta zona. Entonces aparecerán síntomas nerviosos como hormigueo, sensación de entumecimiento o que los dedos se queden dormidos.
¿Por qué aparece la epicondilitis?
Su aparición puede deberse principalmente a dos motivos: un traumatismo directo en el codo o por sobreuso. Este último es la causa más frecuente, debido principalmente a microtraumatismos o esfuerzos repetitivos en la zona.
Suele afectar a personas que realizan de forma frecuente y continuada movimientos de hiperextensión de codo. En el ámbito deportivo es muy común en las personas que practican deportes como el tenis o el pádel. A nivel laboral suele aparecer en personas que realizan labores manuales continuas y repetitivas, apareciendo mucho en trabajadores de cadenas de montaje u oficinas (manejo de destornilladores, taladros, martillos neumáticos, uso reiterado del ratón del ordenador…).
¿Cómo se diagnostica la epicondilitis?
Para realizar el diagnóstico de la epicondilitis es fundamental hacer una buena exploración del codo y antebrazo. Encontraremos dolor al presionar el tendón. También es típico que este dolor aumente al realizar movimientos contra resistencia como pueden ser la flexión de codo o giros de antebrazo.
Para poder confirmar este diagnóstico será imprescindible realizar una ecografía de la zona para ver el estado del tendón.
¿Cuál es el pronóstico de la epicondilitis?
Por norma general es una lesión que se recupera de forma adecuada si se realiza un tratamiento de Fisioterapia de forma temprana. Es necesario advertir que su tratamiento normalmente será largo en el tiempo y sus síntomas pueden persistir varios meses antes de curar definitivamente.
Por otro lado, la realidad de esta patología es que tiene una gran tendencia a la cronicidad ya que lamentablemente todavía se tratan la mayoría de los casos con medidas conservadoras. Éstas consisten en reposo, medicamentos antiinflamatorios e infiltración de corticoides. Así se puede mejorar el dolor a corto plazo pero éste normalmente acaba volviendo, pudiendo provocar una cronificación del problema con importantes secuelas para toda la vida.
De esta forma, lo ideal sería realizar como primera opción un tratamiento de fisioterapia. Si éste fracasa (el dolor continúa tras unos 6 meses de tratamiento) entonces es cuando debemos plantear alternativas como las infiltraciones o incluso la cirugía.
¿Cuál es el tratamiento de la epicondilitis?
El tratamiento más idóneo para la epicondilitis es la fisioterapia. Estará enfocada principalmente a disminuir la inflamación y el dolor.
A nivel muscular se podrán realizar técnicas como masaje, punción seca, estiramiento, termoterapia (en este artículo encontrarás como hacerlo: https://higeafisio.es/para-el-dolor-es-mejor-frio-o-calor/) o vendaje neuromuscular (kinesiotape). A nivel de tendón también se realizarán técnicas más específicas como pueden ser Cyriax, EPI o crioterapia. También se puede utilizar la electroterapia con un efecto analgésico y antiinflmatorio.
Por otra parte será necesario realizar un reposo de aquellas actividades o gestos que hayan provocado la patología, tanto en el ámbito deportivo como laboral.
En una segunda fase, una vez que los síntomas lo permitan habrá que conseguir un fortalecimiento de la musculatura que ha estado afectada.
Posteriormente, como fase final, será clave realizar una buena higiene postural con el objetivo de prevenir una nueva aparición de la epicondilitis. Para ello habrá que reeducar y corregir los patrones o gestos que se estén realizando de manera errónea, ya sea a nivel deportivo o laboral.